La azotea

El maestro hacía evidentes sus prejuicios absurdos sobre el cuerpo humano, en la azotea sonaba como si alguien rascara para salir “Tanto hombres como mujeres nos deberíamos circuncidar”, el silencio reinó ante aquella frase peculiar (digna de un diploma) y finalizó con una tesis doctoral “Así todos seríamos más limpios”. Como era de esperarse nadie ponía atención, hacía mucho calor y los insectos zumbaban en las plantas.